lunes, 17 de noviembre de 2008

Enanos en Necochea

Dignos para siempre, de mi respeto...
Joseph Conrad



Un olor fresco de anís, al actor acaban de confiarle un papel que no ha leído. Pero no teme el ridículo. Hay un fin misterioso en el aire que no llegamos nunca a entrever.





En el umbral del corazón, los llamadores del cielo...





Y nos abandonamos a una dulce somnoliencia...





Para ofrecer extraños presentes a una dama, a la que llamamos belleza, sin maravillarnos por la rapidez de su partida, sino más bien, enfureciéndonos.