Hans Prahl, es el jefe de una nueva rama de la etnología: la enanología.
Alemania
es la patria
del enano de jardín. Cuna de la cultura kitsch, este país alberga en sus
jardines no menos de 30 millones de enanos (uno de cada seis
jardines posee al menos uno).
Según Prahl, la historia se
remonta a la Edad Media, en Turquía. Los enanos de jardín serían réplicas de
pigmeos que se reclutaban para trabajar en galerías de minas subterráneas.
Estos pequeños mineros utilizaban bonetes rojos rellenos con hierbas para
protegerse de los derrumbes, y vestían prendas coloridas con el fin de ser
vistos en la oscuridad de las cavernas. Dichos personajes fueron rápidamente
considerados como símbolos de las fuerzas ocultas, de la ingeniosidad y del
conocimiento de tesoros escondidos. Para exorcizar posibles maleficios de estos
seres que vivían en contacto con criaturas infernales del centro de la tierra,
para conjurar a estos demonios hipotéticos, los explotadores de minas mandaron
confeccionar figuras de tierra semejantes a sus empleados. Estas
estatuas conocieron rápidamente un cierto éxito como objetos decorativos.
Los comerciantes los exportaban hacia Europa. En Italia, algunos príncipes
instalaban sus singulares esculturas de pequeños mineros en puntos de sombra de
sus parques. Según documentos de príncipes de la región del Bajo Rhin,
encontramos sus huellas en Alemania hacia 1460.
En 1974 se funda en Zindorf,
Alemania, la fábrica Playmobil, que produce estos verdaderos enanos de plástico
que simbolizan los oficios, ocupaciones y profesiones de las personas.
En la fotografía, tomada por Mel
Straska, dos de cemento, Severiano y Gladys.
La playmobil es de Mil…Gracias.