En nuestra redacción estallan los tableros, con finísimas pinceladas las imágenes cortan la respiración. Pronto, entre el rumor de los grillos y el resplandor rojo de cada noche, una invitación llega para animarnos a emprender nuevas campañas.

Arriba, la asolada quemante, abajo las colas de zorro, el perfume de especias de la isla y la brisa soplando desde el río. Bajo el agua, los peces ríen.
