Finalmente, el mecanismo de lo íntimo, las cartas de amor perdidas, el diario, la correspondencia donde el cuerpo de la escritura y el del escritor van adquiriendo un volumen, primero imperceptible, hasta delimitar un espacio inédito de que la biografía se fetichiza en escritura y el mundo se transforma en una masa de papeles, esa misma masa que cuando se organiza llamamos biblioteca.
Luis Guzmán, "La ficción calculada"