El pájaro, entre nuestros hermanos de sangre, el de vivir más ardiente, conduce hasta los confines del día un singular destino. Emigrante y hechizado por el crecimiento del sol, viaja de noche, al ser los días demasiado cortos para su actividad.
Saint-John
Perse (Pájaros)
Vengo de donde la memoria se detiene
Sé adónde no viajo
Cuando de noche se entreven las chispas que ignoran
la sombra que fui,
y
hacen añicos mi cuerpo diario de fragmentos,
vueltos
a combinar.
Ellos
ya caminaron estas calles y nunca conocieron estas calles.
Bebí
el vino que nunca me ofreciste y permanecí junto al sitio
donde
podrías haber estado,
sabiendo todas las cosas que guardabas en el corazón.
Y
fui descorriendo una tras otra cada cortina
del
otro mundo, mi casa,
hechas de capas
superpuestas,
estremecidas,
como
montañas deshabitadas
amontonadas
de palabras
que
siguen mi murmullo
y
que crecen,
entre
las rejas del día.
La fotografía pertenece a Wolfang Ø. Larsen
La música es de Federico Vidal
El poema es del Gato de Alvaro de Campos