La
observo peinarle el cabello a su hija. Esos movimientos fluídos, la
generosa finalidad del cepillo cada vez que pasa, despiertan en mí esa
conexión tan precisa entre el aroma de las naranjas y el sonido de la
risa de los niños. La madre sonríe, la cabeza ligeramente inclinada.
Tiene las piernas separadas, la niña apoyada contra una rodilla desnuda
y morena. La madre aplica el cepillo rítmicamente sobre el largo y
espeso cabello. Canta quedamente. El deslizamiento del peine que
desciende va acompañado por una exhalación apenas audible de la madera
de la silla. En la selva donde se cortó la madera, suenan los tambores
en la noche tórrida e inmensa. El aire está lleno de mosquitos. La joven
víctima, que pasó todo el año como divinidad, está siendo preparada
para el sacrificio. Cerca del altar, la jaguar sagrada se aprieta contra
los barrotes de su jaula. Cuando el alma abandone el cuerpo, la jaguar
será liberada, adentrándose en la selva iluminada por la luna. Será
quien lleve a la divinidad todo un año hasta una noche como ésta, cuando
sea derribada y muerta. Una joven tomará su lugar. Ese rito anual
celebra la simbiosis entre la cultura humana y la selva. La niña está
siendo peinada en este momento. Observa la noche, sin miedo. Se pregunta
a qué se parecerá la vida dentro de la piel del jaguar.
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Richard Gwyn de "Walking on Bones"
Traducción de Jorge Fonderbrider
en "Abrir una caja" Ediciones Gog y Magog 2013
El collage pertenece a Ohscar: "Colage" 2001