Sólo los amores podían reclinarme sobre su
propio arpegio real de inocencia y de incendio.
Los fuegos de las graciosas tristísimas cuyo
rostro se enciende y se apaga a la entrada
de los túneles con puertas de manzanos.
Francisco Madariaga, "Los Viajes Reales".
Fotografía por Harry Callahan, "Soho" New York