martes, 12 de noviembre de 2013

Cepillar el cabello





La observo peinarle el cabello a su hija. Esos movimientos fluídos, la generosa finalidad del cepillo cada vez que pasa, despiertan en mí esa conexión tan precisa entre el aroma de las naranjas y el sonido de la risa de los niños. La madre sonríe, la cabeza ligeramente inclinada. Tiene las piernas separadas, la niña apoyada contra una rodilla desnuda y morena. La madre aplica el cepillo rítmicamente sobre el largo y espeso cabello. Canta quedamente. El deslizamiento del peine que desciende va acompañado por una exhalación apenas audible de la madera de la silla. En la selva donde se cortó la madera, suenan los tambores en la noche tórrida e inmensa. El aire está lleno de mosquitos. La joven víctima, que pasó todo el año como divinidad, está siendo preparada para el sacrificio. Cerca del altar, la jaguar sagrada se aprieta contra los barrotes de su jaula. Cuando el alma abandone el cuerpo, la jaguar será liberada, adentrándose en la selva iluminada por la luna. Será quien lleve a la divinidad todo un año hasta una noche como ésta, cuando sea derribada y muerta. Una joven tomará su lugar. Ese rito anual celebra la simbiosis entre la cultura humana y la selva. La niña está siendo peinada en este momento. Observa la noche, sin miedo. Se pregunta a qué se parecerá la vida dentro de la piel del jaguar.



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Richard Gwyn  de "Walking on Bones"
Traducción de Jorge Fonderbrider
en "Abrir una caja" Ediciones Gog y Magog 2013

El collage pertenece a Ohscar: "Colage" 2001