lunes, 1 de abril de 2013

Diorama









Escena primera:























¿Por qué el arquero lleva el número 1 si es el último hombre en el campo de juego?
Nuestro señor x parece no prestar atención al contexto ni a la publicidad en la pantalla.
Muy concentrado diría que se ocupa de un libro o de un ay pad o un ay pod o una revista o un álbum de cualquier cosa. Podría ser un celular o las entradas a cualquier evento, una receta, alguna cuenta impaga o un diario de color azul.
Me inclino por un juego de palabras cruzadas de brazos que esperan.



Escena segunda:

















Cuatro mujeres, dos de ellas solas.
Una tuerce la cabeza y la otra espía.
La que está de pié se impacienta y se estira frente a la de piernas cruzadas y zapatillas.
La primera también cruza las piernas pero lleva sandalias y notorias tetas.
El unipersonal y el trío.
Cuando el subte llegue, ninguna va a recordar su parte del libreto.




Escena tercera:


 














Lolypop se asoma a la ventana. Sus piernas acariciadas por medias tres cuartos recién salidas del colegio. Es la diversión pura y está sola.
No sé si habla con el celular porque está tapada por la columna.
Los auriculares conectados a su cartera son su mundo, y el mundo detrás suyo está solo también, pero baila, sin miedo ni esperanza, al compás de su zanahoria.
Ciego pero sin pausa.




Escena cuarta:



















Mohicano. Hombre pájaro carpintero vestido de fajina. 
Piyama y pantalón verdeoscuros. 

El es el centro forward que no perdona; pero llevaría a su tía octogenaria de la mano; la invitaría con una cerveza y escucharían juntos un concierto de Pearl Jam.





Escena quinta (epílogo):


 






















Escenario vacío, sin origen ni fin, sin tiempo. Una línea divisoria que no se debe cruzar. Ni siguiera el hombre cresta se atreve, confiado al coraje de su cuerpo robusto. 

Y si esta última escena se llenara de flores de todos los colores, colibríes, serpentinas y mariposas transparentes, nadie lo notaria, como pasa con el brillo de las plantas después de la lluvia, después que todas las gallinas murieron y el gallinero también, y el fondo de la casa y algunas tejas esparcidas sobre la tierra.




Ejemplo uno:
Sonajero de plástico abollado.

Ejemplo dos:
Cocina en miniatura con su hornito lleno de orégano.

Ejemplo tres:
Un viejo lavarropas oxidado con forma de vasija abandonado en la vereda.

Ejemplo cuatro:
El envoltorio de un alfajor arrastrado por el viento sobre la calle.




La fotografía "Bajotierra" pertenece a Lucila, de Limbos y Gormullos.