lunes, 20 de agosto de 2012

Henri Rousseau
















Pintor, escritor, dibujante, violinista y aduanero, Henri Julien Félix Rousseau nació en Laval (Valle del Loira, norte de Francia) un 21 de mayo de 1844. Su padre fué un fabricante de lámparas de aceite y hojalatero y su madre era nieta de un oficial del ejército de Napoleón Bonaparte.

De formación autodidacta, su técnica fue el óleo aplicado en sucesivas capas. Primero los cielos y el fondo, y después la figuración de los personajes. Para el acabado de las superficies utilizaba la ténica del "glaseado".

Comenzó a pintar pasados los cuarenta años y cada obra le demandaba mucho tiempo.

























Kandinsky, que se contaba entre sus admiradores, decía que Rousseau tenía un "sonido especial". Picasso organizó el "Gran Banquete Rousseau", al que asistieron entre otros, Braque, Apollinaire, Max Jacob y Gertrude Stein.

El primero en descubrirlo fue Alfred Jarry, autor de Ubu Rey, que también habia nacido en Laval. Tristan Tzara estrenó en los años 40' dos obras de teatro escritas por el "Aduanero".
























A los 50 años, abandonó su trabajo como agente de aduanas para entregarse por completo a su pasión por la pintura. Las dificultades y penurias económicas no se hicieron esperar. A medida que su patrimonio y su futuro se desbarrancaba su obra ganaba en brillo y alegría dejándonos un legado de una potencia única.





















Rousseau pintaba de atrás para adelante, revolucionando la concepción de la pintura tradicional, en la que se pinta desde el primer plano hacia atrás, creando la perspectiva. 
El lo hace al revés; de manera que parece que estuviera concluyendo un collage.
Y no se equivocaba Kandinsky; su pintura está muy relacionada con la música, especialmente con Eric Satie, por la inversión de ese procedimiento constructivo.
Picasso dijo que no hubiera podido pintar el "Guernica" sin haber visto antes "La boda" (1905).

Murió en París, un 2 de septiembre de 1910 y Guillaume Apollinaire escribió en su lápida:


Gentil Rousseau, tú nos puedes oir
te saludamos
Delaunay y su esposa, el señor Queval y yo.
Deja pasar libremente nuestros equipajes por las puertas del cielo,
te llevaremos pinceles, colores, lienzos,
para que puedas disfrutar de tus horas sagradas
pintando a la luz de la verdad eterna,
tal como pintaste mi retrato
de cara a las estrellas.