domingo, 25 de marzo de 2012

El barrio y el barro...

...





Por el agujero
de la cerradura
en la puerta de la casa

de la señorita Penélope,
veo salir el humillo de lo que ella cocina,
torta de naranja y zanahoria, imagino
y por un instante, con los ojos en blanco, trato de pensar
en las manos de la señorita Penélope.

Sin embargo, de pronto percibo un penetrante olor a quemado,
imagino lo peor, yo debería, no sé, tal vez,
golpearle la puerta, pero ella,
no me conoce,
ni yo a ella.

El primer perfume
era todo promesa,
inquietud con esperanza,
incertidumbre


Del segundo puedo decir
-si un segundo pudiera merecer algun comentario-

Que demolieron la casa donde nací,
una mansión decimonónica

bastante destartalada,
pero mía,
frente a un parque,

que conozco de memoria.

Algunos perros que lo frecuentaban
ya han muerto,

otros se mudaron
a otro planeta,

incluso una gallina negra
visitante asidua nocturna
de lo que podríamos denominar: periferia,
ya no recuerda mi nombre.


Pero la señorita Penélope
todavía cocina esas tortas deliciosas

para que yo no me pierda.




El texto pertenece a Marisco.
Las esculturas a Teresa Cortez, de la exposición "Pessoa, o Barrio e o Barro", realizada el día 19 de enero, en la Rua Coelho da Rocha 16, Lisboa.