lunes, 4 de mayo de 2009

Volvió una noche como un preciado recuerdo...

En nuestra redacción estallan los tableros, con finísimas pinceladas las imágenes cortan la respiración. Pronto, entre el rumor de los grillos y el resplandor rojo de cada noche, una invitación llega para animarnos a emprender nuevas campañas.

Arriba, la asolada quemante, abajo las colas de zorro, el perfume de especias de la isla y la brisa soplando desde el río. Bajo el agua, los peces ríen.


El sol ya recogió todas sus sombras y el sueño delimita nuestras pupilas de gato con sus dúctiles alas.
Hay que detenerse un momento para disfrutar las fotografías de Albert, con su magistral trato de la luz que nos recuerda a Jan Vermeer.


(Fotografías de Albert)