miércoles, 6 de agosto de 2008

Nocturno



La ciudad se diluye en sombras y la noche embriagadora titila de impaciencia. La espera es una larga luz que me ha seguido toda la vida. Hasta la orilla del sueño cerrado. Sólo escucho su llamado débil. Sin embargo hemos conseguido caminar, vacilantes. Seremos mendigos en el alba de las risas. Siempre seremos mendigos, de una manera u otra. La noche intenta sobrevivir, en callejones, cortadas, fantasmas de tiempos perdidos, como la infancia lindera. Tan bella vecina de todos nuestros días.





En la foto, Bajtín, Rolando, Virgilio y Berguita.




Foto: Luthien